cuando entro en la habitación meneando su cintura desnuda, con es cuerpo tan deslumbrante fue cuando me di cuenta de que sentía algo, por ese ángel de cabellos rubios y botines rojos fue como si los relojes se pararan por un instante, entre ella y yo. nos separaba una barrera invisible y muy fina. cuando me acerque y toque sus caderas la barrera se esfumó.
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